UTOPÍA

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Cuentan que una colonia de hormigas decidió un día salir a excursión. Iban en busca de un nuevo lugar donde pudieran crear su nido y sentar las bases de la nueva colonia. Un lugar al que el mundo recuerda como Utopía.

Y dice la leyenda que las hormigas viajaban y viajaban, y el camino se volvía cada vez más penoso y peligroso.

Algunas hormigas decidieron regresar, otras se quedaron varadas en el camino, pues carentes de ánimo pronto la debilidad las invadió y fueron incapaces de seguir adelante.

Mas sucedió, que la colonia se juntó, renovó los pactos, restablecieron la confianza y continuaron el camino todas, salvo un grupo que decidió regresar al nido en que vivían antes, plenamente convencidas de que esa tierra llamada Utopía, no era sino el fruto de una imaginación muy desarrollada pero desgraciadamente irreal.

De la colonia original, únicamente seguían aferradas al sueño unas cuantas hormigas. El paisaje cambió y se encontraron de pronto ante una gran montaña que había que subir, enfrentando los peligros de los precipicios y las bajas temperaturas, todo ello sumado a la ausencia de agua y comida.

Muchas consideraron que era imposible escalar la montaña. Sólo tres hormigas decidieron que valía la pena intentarlo, pues tal vez al otro lado de la montaña, pudiera existir ese mágico mundo de Utopía.

Iniciaron el ascenso y quedaron abajo las hormigas temerosas, pero con la promesa de que si encontraban algo las aventureras, regresarían y las invitarían a seguir adelante.

Pero el ascenso duró largo tiempo. Se sucedieron los días y las noches, y las hormigas que se habían quedado en el valle, se hundieron en la desesperanza y decidieron regresar a unirse a aquellas otras que ya habían claudicado en el viaje.

Y nuestras tres amigas subían todavía aferradas al último hálito de fe que les quedaba,. Una de ellas, cayó al precipicio al descuidar un poco el paso que llevaba, las otras dos apesadumbradas, decidieron seguir en honor a aquella que había caído.

Pronto, una tormenta se dejó abatir sobre los cuerpos de nuestras cansadas hormigas. Buscaron un refugio en una cueva y ahí se mantuvieron; pero la tormenta no cedía y pasaron dos días y tres días, y las hormigas estaban a punto de morir de frío, cuando una de ellas le dijo a la otra: Este viaje en que nos hemos embarcado, ¿Cómo saber si no nos ha traído a la muerte?

Empiezo a creer que Utopía no es sino un bello sueño, pero se encuentra más allá de nuestras posibilidades.

La segunda hormiga escuchó largo tiempo las dudas de la primera, y al final sólo contestó: La vida de una hormiga sólo tiene sentido, cuando ha emprendido el viaje hacia el mágico mundo de Utopía; sin un destino final, ningún viaje tiene sentido.

La otra hormiga avergonzada calló, y se unió a la paciencia con la que la segunda hormiga esperaba a que la tormenta cediera.

Días después, cuando las nubes despejaron el cielo y el sol derritió las nieves que cubrían la montaña, las dos hormigas pudieron salir y muy pronto, observaron a un maravilloso valle que se extendía a los pies de la montaña. Pero era el mismo valle que ellas habían tenido que recorrer.

Se dieron cuenta que Utopía no era sino la tierra de donde ellas procedían. pero había que subir hasta la montaña, para darse cuenta de la belleza que poseían sin saber.

Llenas de gozo emprendieron el descenso, pero no encontraron a las hormigas que habrían de esperarlas en el valle. Encontraron a muchas otras que vivían en los diferentes nidos al pie de la montaña, y más adentro en el valle.

Y a todas ellas las hormigas, les hablaban de que ya vivían en la tierra de Utopía. Y que el paraíso era ese y no otro. Todas las hormigas que escuchaban las tachaban de locas y decían que habían enfermado por haber permanecido tanto tiempo en la montaña.

Pasaron los años y los siglos y los milenios, y el hombre sigue buscando aún una tierra de ensueño y magia a la que busca llegar, atravesando valles y subiendo montañas, salvando peligros y descubriendo misterios.

Tal vez algún día logre subir tan alto que pueda hacer el mismo descubrimiento que nuestras amigas las hormigas.

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