EL NACIMIENTO DEL SOL
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En la remota antigüedad, un pueblo que habitaba un hermoso valle rodeado de montañas recibe una insólita noticia.
Un viajero recién llegado, les informa que atravesando esas gigantescas moles de piedra, existe otro lugar completamente llano y cubierto de agua.
Desde allí, continúa relatando, puede observarse el instante mismo del nacimiento del sol. Un hermoso cambio de colores en el ciclo lo precede. Luego, al aparecer, es enorme y se lo puede contemplar directamente, pues su color rojo no hiere la vista.
Mientras se eleva, va empequeñeciéndose y tornándose amarillo, tal como ustedes lo ven surgir detrás de las montañas.
Lo que vosotros creíais que era el comienzo, en realidad no lo es.
El haber estado en aquel lugar me ha permitido comprender.
Al escuchar aquellas palabras, algunos habitantes de la comarca quedan paralizados de estupor. Otros se disponen presurosamente a partir e inician la marcha.
Durante el curso de la travesía se va haciendo la noche. El febril deseo de llegar acelera los pasos para contemplar cuanto antes tan increíble acontecimiento. La marcha es difícil. Kilómetro tras kilómetro se renueva el esfuerzo, y la promesa de lo desconocido supera el cansancio. No obstante, se hacen necesarias algunas pausas para recuperar las fuerzas y el aliento. Pero no para todos. La tenacidad y el empeño de cada uno va modulando paso a paso la longitud de ese cordón de hombres anhelantes. Quien lo encabeza, se aleja cada vez más de aquellos que lo suceden y marcha solo, en la noche, buscando camino.
Súbitamente, allí está el lugar. Esa masa increíble de agua cubriéndolo todo y el rumor continuo de sus olas. Y también la oscuridad de la noche.
El prometido sol no está. Entonces, la inevitable decepción, tan intensa.
Ahora sí el cansancio se deja sentir y el caminante cae exhausto, mientras continúa contemplando en penumbras, el fosforescente estallido de espuma.
Sin darse cuenta queda dormida. Al despertar, el sol es el mismo que siempre observara en su tierra. Bajo su luz, sus compañeros comentan extasiados, la revelación del comienzo verdadero.
En ese instante advierte que sus amigos han presenciado el nacimiento del sol y su mente, tan veloz como antes su marcha, comprende sin palabras el misterio temporal de la búsqueda y el encuentro.
GRACIAS A LA GENTILEZA DE:
AUTOR: NORBERTO LEVY
publicado por la revista "Ser Uno Mismo" (mayo- 1990)