EL RÍO Y LOS COCODRILOS

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Un joven que buscaba un Maestro capaz de encauzarle por el camino de la santidad, llegó a un ashram presidido por un gurú que a pesar de gozar de una gran fama de santidad, era un farsante. Pero el otro no lo sabía.

Antes de aceptarte como discípulo, le dijo el gurú, debo probar tu obediencia. Por este ashram fluye un río plagado de cocodrilos. Deseo que lo cruces a nado.

La fe del joven discípulo era tan grande, que hizo exactamente lo que se le pedía: se dirigió al río y se introdujo en el gritando: ¡Alabado sea el poder de mi gurú! Y ante el asombro de este, el joven cruzó a nado hasta la otra orilla y regreso del mismo modo, sin sufrir el más mínimo daño.

Aquello convenció al gurú de que era aún más santo de lo que había imaginado, de modo que decidió hacer a todos sus discípulos una demostración de su poder que acrecentara su fama de santidad.

Se metió en el río gritando: ¡Alabado sea yo! ¡Alabado sea yo!, y al instante llegaron los cocodrilos y lo devoraron.

GRACIAS A LA GENTILEZA DE:

De La Oración de la Rana.

Anthony de Mello (Editorial Sal Terrae)

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